Un despecho de la AP en Nueva York dio a conocer que el púgil puertorriqueño Héctor Macho Camacho, quien continúa activo a los 47 años de edad, enfrentará el 26 de marzo al danés Allan Vester.
«Pelear es algo que he hecho toda mi vida, como ustedes saben», dijo Camacho a la AP en entrevista telefónica al término de un entrenamiento para su próxima pelea contra Vester en Kjellerup, Dinamarca.
«Sé que estoy en una edad en la que algunas personas ya no pueden boxear», agregó.
Camacho tiene marca de 79-5-3, incluida su victoria más reciente, del año pasado, sobre el mexicano Yory Boy Campas, otro peleador cuyos mejores tiempos ya pasaron.
La vida y carrera de Macho Camacho tiene su tinte novelesco: desde las peleas callejeras en el Harlem Español a los reflectores de los Guantes de Oro, y desde los barrotes de una prisión hasta un cuadrilátero.
El boxeador ganó hace casi tres décadas su primer campeonato mundial y hace casi dos logró su último título.
En sus mejores tiempos, el puertorriqueño se ubicó entre los peleadores más controversiales y más excitantes del boxeo.
Al igual que muchos púgiles que alcanzaron la fama y la fortuna en la década de 1980, Camacho se vio inmerso en las drogas y el alcohol, problemas que, dice, quedaron en el pasado.
Macho Camacho pasó de un púgil sin técnica que era castigado a uno defensivo.
Su ego magnificado y rivalidad con el mexicano Julio César Chávez acapararon en su momento los titulares en los diarios deportivos.
Macho Camacho ya no pelea en los fastuosos escenarios de Las Vegas o Nueva York, sino en lugares discretos como Coconut Creek y Biloxi.
«Nunca combatí en Dinamarca ni en Alemania. Ese público quiere verme, quieren ver al Macho Man», afirmó el púgil.
Agregó que como una derrota en Dinamarca implicaría el fin de su carrera, tal vez se dedique a la promoción y entrenamiento de peleadores jóvenes.
«Héctor Camacho es un púgil fantástico, uno de los más grandes en la historia del boxeo», afirmó Anders Vester, padre y promotor de su próximo rival.