HOY SE CUMPLE UN ANIVERSARIO LUCTUSO DEL GRAN MÁNAGER MEXICANO

Hacedor de campeones mundiales e ídolos nacionales, Don Pancho Rosales, cumple hoy, primero de septiembre, 29 años que partió de este mundo y todavía se le recuerda con cariño.
Los recuerdos fluyen y no se puede olvidar al hombre noble, de gran corazón, siempre dispuesto a ayudar, servir y listo para enfrentar a los problemas que en aquellos tiempos saltaban en el medio boxístico.
Todo el tiempo respetuoso con toda la gente, incapaz de faltarle al respeto a nadie y mucho menos a los peleadores más humildes a los que con la paciencia de un ángel, les enseñaba al a-b-c del boxeo.
Don Pancho fue de los mánagers del boxeo mexicano en la última época de oro del boxeo nacional, junto con el “Tormentoso” Arturo “Cuyo” Hernández y Don Lupe Sánchez, trío que destacaba, aunque había otros también de gran nivel.
Raúl “Ratón” Macías, campeón de Norteamérica y gran ídolo mexicano, estuvo bajo su dirección, pero hay muchos otros, como Rubén “Púas” Olivares, Alfonso Zamora, Joe Becerra, el cubano Ultiminio Ramos, el colombiano, Felipe Orozco, Miguel Ángel González.

El gran mánager nació EL 4 de octubre de 1907, en el Distrito Federal, en la colonia Guerrera, en el corazón de la capital mexicana y también tiene en su historia peleadores de la talla del legendario Bernabé “Babe” Vázquez, Memo Diez, Carlos Gómez, Tiburcio de la Rosa, entre otros destacados de nuestro pugilismo.
Amigo del ex presidente de México, Adolfo López Mateos, con quien incluso llegó a pelear en el terreno amateur con Don Pancho, ahí se comenzó a fraguar el nacimiento del Consejo Mundial de Boxeo, pues el mandatario le preguntó a Rosales, por qué nuestro país no tenía campeones mundiales y fue que dio toda su ayuda para establecer el organismo, que hoy gana millones de dólares cada año.
Uno de los grandes que dirigió Don Pancho fue al célebre Manuel “Pulgarcito” Ramos, quien estuvo a un tris de noquear en el primer round al legendario Joe Frazier, en el Madison Square Garden de Nuevo York, aquel 24 de junio de 1968, pero no lo pudo rematar y en la segunda vuelta el estadunidense terminó con el mexicano.
Contaba el legendario mánager que ya en los vestidores comenzó a dialogar con el “Pulgarcito” y como si éste fuera un adolescente le expresó casi llorando: “a mi ni me gusta el boxeo, yo lo quería ser jugador de fútbol”, pero a decir verdad Ramos era un peleadorazo, su calidad era indiscutible.
Cada año su hijo Carlos Rosales, ahora convertido en exitoso mánager, evoca a su padre y da a conocer todas esas vivencias de su padre, que siempre fue elegante y se rozaba con lo más granado de la sociedad, se puede decir al jet set mexicano, pero también podía convivir con la gente más humilde sin ningún problema.
Por las manos del Don Pancho pasaron infinidad de peleadores a lo largo de décadas de trabajo duro y sin descanso. El boxeo era su pasión y jamás pensó que fuera a lograr lo que obtuvo a lo largo de su vida que lo hicieron inmoral del boxeo mexicano.
