EL “MAGO” ES EL ÚNICO QUE TIENE LA PALABRA PARA ACEPTARSE ENFERMO Y SALIR DEL INFIERNO

Por JUAN GUTIÉRREZ JR.
El único que puede salvar a Miguel Ángel González es el mismo Miguel Ángel González.
Todos los esfuerzos que se hagan para tratarlo de ayudar son magníficos, pero si el propio “Mago”, a final de cuentas no quiere, no hay poder humano que pueda lograrlo.
Estar enfermo de alguna adicción no es cosa sencilla, el paciente tiene que hacer un acto de contrición y buscar por qué llegó al lugar donde ha llegado.
Se trata de una padecimiento físico, mental y espiritual que no está manos de los profesionales, dígase psiquiatras, médicos o actores religiosos, ellos, hace mucho tiempo, se declararon incompetentes en el asunto del alcoholismo y drogadicción, pero en cambio los mismos enfermos tienen la “solución”, NO la cura, pues es un mal incurable, pero SÍ se puede detener la enfermedad día a día, con un plan de las 24 horas o el “sólo por hoy”.
Miguel Ángel comenzará un proceso horripilante, de volverse loco, cuando comience a sentir la necesidad del alcohol y de otras sustancias que consumía todos los días durante años. Aquí necesitará de médicos para ayudarle con sueros, vitamina B-12, entre otros recursos y así que sea más “amable” el volver a la realidad, aunque en muchos lugares lo hacen a “puro valor”, es decir que los amarran y les ponen un “custodio” para que lo vigile.
El proceso es el verdadero infierno, pero desde que llega, prácticamente comenzará la terapia de la tribuna, cuando los miembros de más tiempo le muestren “su fondo” y le expliquen por qué están en ese lugar y que el paciente, poco a poco entienda de los que se trata.
Hay mucho trabajo que hacer con González y se tiene que hacer de parte de los integrantes del grupo que han dejado de beber y drogarse por algún tiempo, es un trabajo espiritual que no tiene ningún costo, ese tipo de terapia debe ser totalmente gratuito, claro, dependiendo del lugar.
El resultado de este trabajo se verá no en el corto plazo, sino en el mediano y largo plazo, pues la verdadera hora de la verdad es cuando al ex campeón del mundo le den “media luz” o “luz verde” y pueda irse a su casa. Si el “Mago” es capaz de mantenerse sin consumir drogas y alcohol, sólo con su terapia diaria, en libertad, se puede decir que va por buen camino, pues se está haciendo responsable de él mismo, ha entendido que debe mantenerse el más tiempo que pueda en un grupo de autoayuda.
“Tokio Santa”, como le puso su mánager Carlos Rosales y también se le conoce, nació 15 de noviembre de 1970 en la colonia Roma, en la Ciudad de México y él, más que boxeador, quería ser luchador profesional y después de estar en el Comité Olímpico, a los 18 años hizo su debut profesional.
De jovencito sintió atracción por la lucha libre y desde que llegó al profesionalismo, a los 18 años, fue claro con el legendario Don Pancho Rosales a quien le dijo: “en la primera pelea que pierda me retiro, yo no quiero ser boxeador”, quería seguir estudiando.
A lo largo de su carrera, que empezó el 21 de enero de 1989 en Ciudad Victoria, se impuso por la vía rápida y no perdió hasta el 18 de enero de 1997, cuando se midió a Óscar de la Hoya, con el que perdió por la vía de los puntos, estando de por medio el título mundial superligero.
Para entonces, Miguel Ángel ya había sido campeón mundial ligero y había hecho diez defensas de la corona y donde ganó el título, en el Frontón México, ante el colombiano Wilfredo Rocha.
A lo largo de su carrera ganó poco más de 10 millones de dólares y en la que ganó más fue ante Óscar de la Hoya donde obtuvo entre 3 y 4 millones de billetes verdes, más porcentaje del pago por evento y venta de souvenirs, entre otras cosas.
Como es común entre los peleadores que tienen éxito, Miguel Ángel comenzó a tener muchos “amigos” y a despilfarrar dinero, además que se habló mucho en su tiempo de que el mánager Abel Sánchez, quien fuera el entrenador de “GGG” Golovkin, lo “chamaqueó”, con 2 millones de dólares.
En el mundo del boxeo todo se sabe tarde que temprano y fue muy comentado que Sánchez le lavó el cerebro al “Mago”, le dijo que él podría hacer trabajar su dinero con excelentes rendimientos. La labor fue tan emotiva que Miguel Ángel primero le dio un millón de dólares para moverlos, precisamente después de la pelea ante Óscar de la Hoya.
Los dos primeros meses, el mánager que vivía en Estados Unidos, vino a México para entregarle personalmente sus jugosos réditos, que hizo saltar los ojos de “Tokio Santa” y fue cuando Abel aprovechó para pedirle otro millón de dólares, para que ganara mucho más y Miguel Ángel cayó.
Después de eso, Abel Sánchez se “desapareció”, no volvió a dar la cara. Miguel Ángel estaba fúrico, incluso interpuso demanda en el país vecinos, pero el peleador ya comenzaba a perder la razón de tantos excesos.
Fue hasta por ahí de marzo de 2004, cuando Miguel Ángel se había concentrado en Big Bear, California, para la pelea ante Cory Spinks. Ya comenzaba la primavera, la nieve se había ido. El ex campeón trabaja en la calle ejercitándose, había un clima muy agradable y de pronto el “Mago” ve a Abel Sánchez manejando una camioneta, que anunciaba aire acondicionado, González comenzó a correr para alcanzarlo y lo logró.
“Mi dinero hijo de su puta madre, quiero mi dinero”, reclamó el pelador al mánager, quien respetuosamente le dijo “estoy en quiebra campeón, además usted ya me demandó y espero reponerme”, después de estar discutiendo por algún tiempo Sánchez salió ileso de la bronca.
Esa es una de las tantas historias que Miguel Ángel vivió, aunado a la vida licenciosa que comenzó a vivir, al llenarse de dinero y fama, además de ser abrumado por los elogios, alabanzas y todo lo que pudiera enaltecer el ego del exitoso peleador, de los “amigos” que nunca les faltan a los deportistas que triunfan.
La moneda está en el aire, vienen semanas duras para el ex campeón mundial, que, entre otras peleas, empató con el propio Julio César Chávez (papá). Si el “Mago” la “pesca” tendrá una vida útil y feliz por delante y tendrá la bendición de ayudar con su experiencia a mucha gente que pase por el infierno del alcohol y las drogas.
Por eso se tiene que hacer énfasis en que el único que pude salvar a Miguel Ángel González es el propio Miguel Ángel González…