JOSÉ GUADALUPE PINTOR, UN GRANDE DEL BOXEO MUNDIAL

Por RODOLFO RAYÓN RODRÍGUEZ
Dentro del amplio mundo del deporte, sus protagonistas suelen ser reconocidos además de su trayectoria deportiva, también lo son trascender en su ámbito, a veces controvertidos, polémicos o extravagantes; esta faceta se observa al margen de los éxitos alcanzados y en especial con el boxeo.
Su personalidad se refleja cómo llegaron a calificar al británico James Hunt de playboy. El niño rebelde del tenis: John McEnroe, la rebeldía del inglés George Best; éstas actitudes habrán de reflejarse posteriormente en la memoria de sus simpatizantes de quienes les llegaron a considerar ídolos.
Ahora nos referimos a José Guadalupe Pintor Guzmán, oriundo de Cuajimalpa -13 de abril de 1955- militó en dos divisiones, gallo y supergallo. Su carrera arranca en 1974, siendo campeón en ambas. No tuvo una infancia feliz porque tuvo dificultades con su padre y obligado por las circunstancias aprendió a vivir en las calles de la ciudad. Acudió a un gimnasio por el rumbo de Tacubaya y en 1974 se inició como profesional. Por sus raíces de familia pobre alimentó su propósito para «vivir de la trompada».

En su hoja de servicios figura victoria sobre Manuel Vázquez, KO en dos; llegó a diez triunfos, decisión ante Francisco Núñez. Primer revés por descalificación con Margarito Lozano, volvió a la senda triunfal en sus siguientes ocho encuentros, siete KOs sobre Juan Díaz, Rocky Mijares y Willie Jespen.
Amplió su horizonte
Pero el «Grillo» de Cuajimalpa de Morelos buscaba el ascenso. Se enfrentó a Alberto Dávila, -25 de febrero de 1976-, antes que llegara éste al título mundial, perdió por decisión en diez rounds. Vino una racha ganadora de 22 peleas, sobresalen nombres como Gerald Hayes, quien vencería a Juan Laporte y Antonio Becerra, único capaz de haber superado a Salvador Sánchez.
En la Isla Bella, ganó decisión a Leo Cruz, en nuestro país perdió ante José Luis Soto, volvió a la senda del triunfo y le llegaría la ansiada oportunidad por un título mundial.
Un golpe al «cinturón»
Llegó el día de su confrontación frente a Carlos Zárate que en su momento fue parte de la época de oro del boxeo mexicano en la división gallo; el match entre ambos (Las Vegas) en 1979, Pintor logró superarle por decisión dividida, Lupe cayó en el cuarto round tras un golpe que parecía iba al cinturón. Los jueces lo consideraron ganador y dio paso a la controversia. Las relaciones entre ambos (alumnos del «Cuyo» Hernández) fueron tensas y poco tiempo después Zárate anunciaba su retiro del medio.
En ese año, celebró tres peleas, venció a Ausencio Meléndez por KO en un round, tomó desquite de José Luis Soto, pero Manuel Vázquez lo noqueó en seis.

La tragedia hace acto de presencia
En 1980, el «Grillo» tuvo dos defensas, en Los Ángeles, KO en doce ante Alberto Sandoval y en Tokio, empate con Eijiro Murata. La tragedia hizo su aparición en su pelea con el galés Johnny Owen en Los Ángeles, algunos concuerdan que el combate debió finalizar en el décimo round, pero culminó en el duodécimo, Pintor descargó salvaje derecha y Owen fue al tapiz, perdió no sólo la vertical sino la conciencia, no consiguió. recuperarse y falleció semanas después.
Su carrera lucía incierta sin embargo la familia de Owen lo alentaron a continuar. Retiene el título ante Alberto Dávila por decisión, igual rubro con José Uziga y nocaut en ocho a Jovito Rengifo. En quince le aplica cloroformo a Hurricane Teru para concluir 1981 y en el siguiente enfrenta a Seung-Hoon Lee.
Amplió su panorama
Pasado su combate con Lee, dejó vacante la corona, buscaba otros horizontes, fijó su meta en la corona supergallo del CMB que ostentaba Wilfredo Gómez. Fue suficiente derrotar al ex gallo Jorge Luján para que el 3 de diciembre al participar en el Carnaval de Campeones en Nueva Orleans y que la revista The Ring calificara como la pelea de la división; Pintor batalló como los grandes, pero cayó en el round 14 ante Wilfredo, éste renunciaría a su corona cinco meses después.
A causa de un accidente la carrera de Pintor en 1983, lo mantuvo inactivo. Regresó al ring año y medio después para vencer a Rubén Solorio -16 de febrero de 1984-; ahora ya tenía una meta definida, el título supergallo, se midió a Juan Meza, en ese entonces campeón el 18 de agosto de 1985, Pintor lo envió en tres ocasiones al tapiz antes de vencer por decisión unánime y así alcanzar su segundo campeonato mundial.
La báscula se convirtió en su oponente, lo venció cuando no dio el límite ante el tailandés Samart Payakaroon, en el cuadrilátero, lo noquearon en cinco asaltos y colgó los guantes por ocho años, ganó dos de siete y se convenció que ya no era «su tiempo».

Su desconfianza, un sello
No entraña secreto que muchos púgiles abrazaron esta difícil profesión como un medio para salir de la pobreza, pero Lupe se distinguió, careció de una educación al crecer en las calles donde aprendió a boxear porque los «grandotes» se aprovechaban de él
Lupe por tanto aprendió a cuidar su dinero, desconfiado de los bancos ocultó «bajo tierra» sus ganancias, nadie sabía de la fortuna ganada con sus puños, ni el mismo «Cuyo» Hernández -su manager-; conocía su forma de administrar su dinero. Entonces Arturo llevado por la curiosidad le preguntó del porqué no lo guardaba en el banco.
Sin titubeo alguno, respondió «no conozco nadie de confianza allí», Arturo le dijo que no era necesario conocer, pero el «Grillo» se mantuvo firme. Por ese entonces sucedió una devaluación en México y los cuentahabientes sufrieron una terrible merma. Cuando volvió al entrenamiento, lo primero que Lupe dijo a su manager «ya vio don Cuyo, ahora usted tiene la mitad de su dinero, yo tengo mi lana a salvo».
Debido a su infancia pobre y escasa instrucción, siempre argumentó «cuido mi dinero y no permito que me engañen». Esa sana disposición le ayudó. Pintor posee un récord de 56 triunfos, 42 KOs, 14 derrotas y 2 empates.
Se casó en cuatro ocasiones
Tuvo ocasión de contraer nupcias en cuatro ocasiones, con cuatro hijos. Con Virginia, actual esposa, tiene tres, el mayor Diego por su admiración a Maradona, el segundo Alexis recordando a Alexis Arguello y el más chico, Guadalupe. Posee una empresa editorial donde edita libros para el aprendizaje de los niños además de su gimnasio, entrena a hijos de empresarios y políticos y por si fuera poco da charlas motivacionales, de vivencias a los soldados (el Ejército y Martina) como a sus familiares. Él aprendió a sobrevivir en las calles y sus experiencias ha sabido plasmarlas.
