
Por CARLOS ROSALES, mánager profesional
Últimamente, cuando una boxeadora o un boxeador mexicano muere por una pelea, parece no mover conciencias y lo disfrazan de “un accidente” muy normal, en otras partes del mundo un desmayo, aun en entrenamientos, es nota de gran importancia, pero aquí, ante una desgracia boxística las autoridades no dan un reporte oficial por lo menos para reforzar protocolos.
El asunto es evitar y que se provoquen futuras desgracias, pero en México se simula, ocultan desvían información, se lavan las manos argumentando que no fue dentro de su territorio aun siendo boxeadores registrados con licencias y permisos de su demarcación, tanto las comisiones locales que otorgan las “SALIDAS O PERMISOS MÉDICO ADMINISTRATIVAS PARA PELEAR”, como las locales que es su deber y responsabilidad ineludible de ambas comisiones checar y comprobar, récords de participantes, número de rounds, estado físico del atleta, contratos de peleas, contrato vigente con su mánager responsable, contrato por la pelea con promotora, honorarios y observaciones, donde todo esto últimamente ya no se aplica y con un simple y corto pretexto dejan que el tiempo pase y la tragedia pase sin dejar antecedentes para evitar se repitan exponer vidas humanas en total impunidad casi siempre por unos pesos.
Tenemos la historia de más de 50 años sin un solo percance mortal, gracias a la experiencia y protocolos que heredo el doctor Bolaños Cacho en su alumno principal el Doctor Horacio Ramírez Mercado, donde uno de sus lemas era “Más vale dejar la duda de un golpe antes y no después lamentar muertes”.
Nadie que conozca el ABC del boxeo y, no hablo del libro del “Secretario de Hierro”, Rafael Barradas Osorio, ignora que la red de complicidades que impera en el boxeo actualmente, con su gran poder económico y político, son los que imponen las reglas en este deporte espectáculo donde los reglamentos sirven como papel del baño y la explotación al boxeo parece no tener límites.
Increíble los errores del nuevo reglamento de box donde sólo para empezar, marca como inicio histórico de la Comisión de Box Capitalina, a finales del siglo pasado ante el auge boxístico de esa época… Nada más falso, cuando fue a principios de los años 20s, del siglo pasado, pasa por alto su verdadera razón de existir como autoridad, que debe ser: regular en representación del gobierno este deporte espectáculo como industria económica, social, de gran tradición cultural y derechos humanos elementales.
Esto debe ser con una oficina de despacho y personal capacitado y registrado como un servidor público profesional que atienda, valga la redundancia un deporte profesional que genera una gran economía y fuentes de trabajo, donde la integridad física y vidas humanas están en riesgo y en manos inexpertas sin control, menos una certificación oficial.
En el nuevo reglamento ya oficial publicado en la gaceta oficial de gobierno del 10 de marzo del 2023 no es claro y se presta a confusiones al referirse a “Todos los espectáculos de boxeo en general” y no definir con exactitud si se aplica sólo para boxeo profesional, al referirse a todos los espectáculos de boxeo se puede entender que incluye al nuevo boxeo semiprofesional, que es el que califica para el comité olímpico y justas internacionales representando a México, lo mismo con el boxeo aficionado o mal llamado “amateur tipo olímpico” ya que actualmente el organismo oficial de los mundiales y olimpiadas, el International Boxing Association no lo reconoce.
Grave omisión en la tabla de pesos al empezar de mosca y termina completo donde omitieron el peso paja, el mini mosca y todos los intermedios llamados súper o juniors. Además, es increíble que no menciona obligaciones de diferencia entre managers o manejadores, entrenadores, y dejando afuera y sin control a los mal llamados “apoderados”, que no definen tipos de contratos.
Pero también no se toca las sanciones a comisionados que no acaten el reglamento. En fin, este nuevo reglamento oficial fue hecho en lo oscurito y sobre las rodillas para robar y desproteger al boxeador y la gran industria que generan, anteponiendo los interés mercantilistas de los monopolios actuales otorgando a la Comisión de Box carácter de honoraria, abriéndole más la puerta a la impunidad, falta de rendición de cuentas, transparencia donde el gobierno otorga una mal interpretada autonomía a su representante en materia boxística que debería ser técnica y no licencia para matar al boxeo, donde se deslinda de toda responsabilidad de sus convenios, tratos, contratos y actos, además nunca la coloca ni delega dentro del correcto organigrama del gobierno actual y sólo la Jefatura de Gobierno es la única autoridad inmediata superior que por lógica elemental difícilmente tiene el tiempo y formas de atender las problemáticas boxísticas del día a día de la administración boxística.
Aun sin cobrar un solo centavo y ser contratado oficialmente para trabajar en tiempo y forma. Todo mundo está aferrado a seguir siendo comisionado por puro amor al arte.
Como diría Gil Gamés: Todo es muy raro, caracho, o como diría Sófocles: Un Estado donde quedan impunes la insolencia y la libertad de hacerlo todo…