Luego de dos medallas de oro olímpico y con la aparente intención de un tercer ciclo olímpico, el cubano Guillermo Rigondeaux tomo la decisión de abandonar su país y buscar cosas mejores dentro del mundo del deporte, reconociendo que para ser una figura del deporte profesional lo primero y lo más importante era abandonar su patria, con todo lo que esto implicaba.
Su ausencia durante un pesaje en el 2007 le representó dar un paso muy importante en su carrera deportiva, ya que de ahí se desprendió que ya no se le permitiría volver con el equipo nacional cubano, lo que la acarreó diversas cuestiones extradeportivas ya que incluso muchos de sus compañeros dejaron de hablarle por temor a represalias en su contra.
Lo que terminó por orillar a Guillermo a tomar una lancha rápida y viajar con rumbo a Cancún, México, de ahí comenzaría la travesía para buscar el sueño americano, por lo que se trasladaría a Miami donde buscaría reunirse con su ex compañero Yuriokis Gamboa, con el objetivo de que él lo fuera encaminando dentro del terreno profesional.
Dejar la isla no fue nada fácil porque en ese momento le representó tener que dejar no solo la tierra que lo vio nacer, muchos sueños y muchas cosas que eran muy importantes para él, como su esposa y su hijo, así como toda su familia, consciente de que era un viaje en busca de mejorar en su vida, pero sin saber cuándo podría volver a ver a sus seres queridos.
Y sería de la mano del entrenador Osmiris Fernández que daría sus primeros pasos dentro de deporte profesional, consciente de que ya contaba con un nombre dentro del deporte amateur, pero si quería ser campeón mundial eso se tendría que demostrar pelea por pelea, no sólo a sí mismo sino a sus oponentes.
Rigondeaux enfrenta al mexicano Julio “Pollito” Ceja del equipo de Promociones del Pueblo la noche del 23 de junio en el Mandalay Bay Resort & Casino de Las Vegas, en pelea Eliminatoria al Campeonato Mundial de peso supergallo del Consejo Mundial de Boxeo.