Es tiempo de reflexión por la vida de los boxeadores
Por Gabriel F. Cordero
El boxeador Venezolano Yeison Cohen, noqueado la noche del pasado viernes 2 de Marzo por el Colombiano Hugo Berrio en la cartelera Night Fight Club, organizada por la empresa Cuadrilátero de ese país se encuentra con pronóstico reservado en la sala de cuidados intensivos de la Clínica General del Norte, en Barranquilla, Colombia.
Cohen fue declarado derrotado por nocaut técnico cuando sus entrenadores Colombianos Jaime Díaz y Eddie Pacheco, no lo dejaron salir para el octavo y último round. La tragedia llego minutos después al entrar en una crisis y perder el conocimiento en el ring.
Lo más sobresaliente y donde comienza la negligencia por las tragedias en el boxeo es que sus entrenadores tuvieron que trasladarlo en un taxi a la Clínica General del Norte porque en el evento de boxeo no había ambulancias. Es allí donde se junta la irresponsabilidad de quienes aparecen como promotores del boxeo y las situaciones inesperadas que puedan acontecer en un combate de boxeo y más cuando no existen las condiciones de logística ni el personal médico necesario para atender una tragedia en el ring.
Con el simple hecho del boxeador en ese grave estado haber sido llevado de taxi, camión, uber o cualquier otro medio que no fuera una ambulancia es la muestra clara de la falta de protección al boxeador que aún existe en países de América Latina.
Cohen sigue en recuperación luego de que fuera operado de emergencia de una hemorragia cerebral producto de los golpes recibidos.
Lo más detestable es que quienes debieron protegerle ahora pretendan esconderse bajo situaciones externas al ring de la vida diaria del boxeador.
Era la cuarta pelea de Cohen y su cuarta derrota en Colombia y un record de 2 victorias y 8 derrotas en su carrera profesional.
Esta vez no debemos quedarnos callados y ni siquiera mencionare lo que sucedió en el Salvador cuando falleció el local Francisco ¨Pantera¨ Ruiz por negligencia también en un evento internacional organizado por esta misma empresa Colombiana.
Ya es tiempo de respetar al boxeador más allá del ring, como un padre, como miembro de una familia pero principalmente como un ser humano.