Padecía de enfermedades del corazón luego de muchos años de adicción a la cocaína
elnuevodia.com
Aaron Pryor, el desmedido júnior wélter que tuvo dos épicas pelear ante el nicaragüense Alexis Argüello, murió este domingo. Tenía 60 años.
La familia de Pryor emitió un comunicado diciendo que el boxeador murió en su casa en Cincinnati luego de una larga batalla contra enfermedades del corazón.
Conocido como “The Hawk” (el halcón), Pryor fue un favorito de la fanaticada por su estilo frenético de combatir y por rara vez, si lo llegó a hacer en alguna ocasión, tomar un paso atrás sobre el ring.
Sus peleas en la primera parte de la década del 1980 con Argüello, el gran campeón nicaragüense, fueron ambas clásico del deporte de las que todavía hoy se habla en los círculos del boxeo.
Pero Pryor fue un campeón con mil tribulaciones, y su carrera se fue en espiral porque sufrió de una adicción a la cocaína.
“Fue un peleador no ortodoxo que podía tirar puños de todo tipo de ángulo y con gran velocidad de manos”, dijo el ex escritor de boxeo de The Associated Press, Ed Schuyler Jr. “Fue una gran peleador. Fue una pena que no realizó más combates”.
La viuda de Pryor, Frankie Pryor, dijo que su esposo, quien en vida llegó a hablar sobre el mal que le hizo la droga, también tenía un lado muy humano que pocas personas conocieron.
“Aaron alrededor del mundo fue conocido como “The Hawks” y deleitó a millones de fanáticos por su agresividad y por la manera que complacía el interés de los fanáticos”, dijo en el comunicado.
“Pero para nuestra familia fue un amado esposo, padre, abuelo, hermano, tío y amigo”.
Pryor estaba invicto en 31 peleas cuando se medió a Argüello en un combate en las 140 libras en el Orange Bowl en Miami el 12 de noviembre de 1982.
Argüello era un boxeador clásico considerado entonces como el mejor libra por libra del mundo, pero Pryor no rehuyó pelea y los dos hombres intercambiaron golpes durante parte de 14 asaltos.
Pryor finalmente desgastó a Argüello, siendo la pelea detenida en medio de una andanada de golpes que lanzaba en el asalto número 14. La publicación Ring Magazine luego eligió la pelea como el Combate de la Década.
“Es una de las mejores peleas que he visto en mi vida”, dijo Schuyler. “La pondría entre las mejores cinco”.
La victoria de Pryor, sin embargo, fue manchada por cuestionamientos sobre qué había en una botella de bebida que estaba tapada con tape color negro y que le fue llevada a su boca en varias ocasiones entre asaltos. Muchos en el boxeo considerado que tenía estimulantes, pero el hombre en su esquina, Artie Curley, dijo que era aguardiente con sabor a menta.
Pryor luego volvió a vencer a Argüello en septiembre del siguiente año en Las Vegas, esta vez deteniéndole en el décimo asalto de un combate pautado a 15. Argüello fue derribado en el asalto por una serie de puños y en su momento declinó ponerse de pie para seguir peleando.
Esa segunda pelea contra Argüello fue el pináculo de la carrera de Pryor. Posterior a eso se convirtió en un alto consumidor de cocaína y peleó solo en seis ocasiones adicionales en los próximos siete años, terminando su carrera con marca de 39-1 con 35 nocauts.
“Busqué ayuda de ciertas personas pero no me dieron la ayuda”, dijo Pryor posteriormente sobre su vicio con las drogas. “Me daban más drogas”.
Pryor posteriormente fue nombrado “el más grande júnior wélter de la centuria” por The Associated Press y fue exaltado al Salón de la Fama del Boxeo en el 1996. Luego en la vida viajó por el mundo realizando apariciones públicas para llevar un mensaje en contra del uso de las drogas. Le sobreviven su esposa y compañera por un cuarto de siglo, Frankie Pryor, sus hijos Aaron Pryor Jr. y Antwan Harris, su hija Elizabeth Wagner y sus tres nietos, Adam, Austin y Aaron Pryor III.