OJALÁ Y FRANCISCO MIJARES NO SEA UN PRESIDENTE DE LA COMBOX DEL DF QUE RECIBA ÓRDENES DE GENTE EXTERNA AL ORGANISMO. ¡SUERTE!
Por JUAN GUTIÉRREZ JR.
En un desplante de frivolidad absoluta, el jefe de gobierno del Distrito Federal, anunció al empresario restaurantero, Francisco Mijares, como nuevo presidente de la Comisión de Box del Distrito Federal, cuando la promesa de autoridades fue hacer un consenso entre la familia boxística y poner a alguien que conociera profundamente el complicado mundo del pugilismo mexicano.
Los que conocen a Mancera aseguran que es un excelente jurista, pero en política no tiene ni la menor idea de lo que hace y prueba de ello fue la decisión que tomó para nombrar al hombre de negocios, del cual se espera, cuando menos, se meta de lleno al cargo que ahora ocupa y que conozca las mafias que hay en nuestro pugilismo, que sólo piensan en manejar el boxeo tras el trono y llevarse la mejor tajada posible, sin el menor escrúpulo.
Francisco Mijares, se asegura en el medio, se sacó la “rifa del tigre”, pues seguramente ahora se dará cuenta quién es quién en el boxeo y los atropellos que se cometen todos los días en contra de boxeadores, aficionados, patrocinadores, sin que nadie esté interesado en que nuestro boxeo sea saneado.
Es importante que el nuevo titular de la Combox capitalina entienda que, este organismo que ahora encabeza, es totalmente autónomo y que incluso, dicho con todo respeto, está por encima del Consejo Mundial de Boxeo, Asociación Mundial de Boxeo y Organización Mundial de Boxeo y cualquier otro organismo tanto nacional o internacional.
Es importante acabar con los abusos de poder, las transas a los peleadores, que ahora, en el mejor de los casos se les paga en abonos, pues en otros, suelen pelear sin que nunca se les pague un centavo por arriesgar la vida arriba del ring y, si no, pregúntele al propio Mancera con la función del Bicentenario en el 2010. Pero las anomalías son muchas y día con día se dan, sin que los boxeadores tengan la menor protección de autoridad alguna, ni la de los “Derechos Humanos” o la Secretaría del Trabajo, pues finalmente el peleador es un trabajador más.
Los nuevos comisionados deben entender que la ComBox capitalina debe estar dentro de un marco jurídico, pues cuando sucede alguna desgracia o hay un problema grave, nadie se quiere hacer responsable y a la gente afectada la mandan a la SEP, al Instituto del Deporte del DF y a otras dependencias de gobierno, sin que nadie dé alguna solución.
Señor Mijares, ojalá y no se convierta en un presidente que se concrete a recibir órdenes de gente externa al organismo, que lo único que pretende son ganancias particulares y que aquello de la protección al boxeador no se refleje únicamente en el discurso, sino en los hechos: nade es más importante que la vida humana.
Hacemos votos por que los alicaídos títulos nacionales tomen la fuerza que en algún tiempo tuvieron, que las funciones de boxeo en la capital sean frecuentes, pero sin olvidar que lo primero que la Combox debe de exigirle a un promotor de boxeo es que garantice los salarios de los boxeadores, como en los viejos tiempos, para que los peleadores cobren sus salarios bajando del ring, claro entre otras obligaciones indispensables.
Póngale fin al boxeo ilegal, pues ahora ya cualquiera puede poner un ring en cualquier delegación o en algún campo de golf y hacer boxeo, incluso, entre amateurs contra profesionales (nada más aberrante), sin que nadie ponga orden.
Nunca se debe de olvidar que el boxeo es una disciplina de alto riesgo, lo que puede desenlazar en muerte o en daños neurológicos irreversibles en los jóvenes, aunque para algunos eso es lo menos importante, con tal de logras sus objetivos mezquinos.
No permita que ningún comisionado tenga o esté involucrado en el manejo de boxeadores, algo muy común en nuestro boxeo desde hace muchos años, ni tampoco, que ninguno quiera imponer intereses personales, como ya se ha hecho en múltiples ocasiones.
Señor Mijares usted tiene la gran oportunidad de darle otra cara al boxeo capitalino y a los alicaídos títulos nacionales, con responsabilidad en toda la República, pues ahora usted es el encargado de eso.
Ojalá y su nombramiento no se quede en un arrebato de frivolidad. El trabajo es mucho y se va a encontrar con muchas piedras en el camino, no tenga la menor duda, pero debe fajarse los pantalones y actuar con honradez y ética profesional.
La mejor de las suertes, de verdad se lo deseo…